Tus manos guiadas por tu corazón le devuelven la gracia y dignidad a tu cuerpo.
Aprende a que el corazón guíe tus manos desde el toque sin juicio, sin comparación que le devuelve la dignidad y la gracia a tu cuerpo.
Si estas presente en tus manos el cuerpo se sensibiliza, las terminaciones nerviosas se afinan, la piel permea la fragancia de ambos.
Solo has de estar ahí, respirando y habitándote siendo consciente que en cada caricia a la vez eres acariciado, es un intercambio entre el dar y el recibir en este lenguaje del tacto que nos acerca al otro y permite la confianza y la intimidad.
El tacto del corazón sucede en este momento sin intención, solo con tu atención meditativa.
Este fin de semana va a ser un baño a tu piel, tus sentidos, abriendo el espacio para recordar la dicha de estar vivos y encarnados.