En nuestra temprana infancia, el niño/a que fuiste tuvo que sobrevivir a carencias que no encontró en su entorno y para ello desarrolló estrategias para ser visto.
Si estás leyendo este email seguro te viene ese patrón automático que no te ayuda y que te gustaría no tuviera ya poder en tu ti: exceso de trabajo, tendencia a abandonarte, dificultad para poner límites, elección de parejas o relaciones insatisfactorias.
Esa carencia es el desafío a crecer como adulto… mientras no mires esa carencia seguirá saboteando relaciones, generando patrones adictivos, lucha dentro de ti, etc
Fue una estrategia de supervivencia del niño/a que fuiste que te ayudó a sobrevivir.
¿El tema es cómo soltar ese automático y darle rienda a esas partes no vividas de ti?
Tan sencillo como ponerte manos a la obra y empezar a dártelas:
- Si sientes carencia de ternura, comienza a mirarte de forma más tierna cuando te encuentres débil.
- Si tu carencia es de atención, date tiempo haciendo lo que te gusta, mirándote con comprensión en los momentos en que te sientes rara/o.
- Si anhelas el de contacto físico, date un masajito en los pies, un sesión de caricias.
- Si tienes falta de valoración, comienza por valorarte en las pequeñas acciones de tu día a día y no juzgarte cuando sientes alguna emoción.
Eso que anhelas de los demás hasta que no estés dispuesto a dártelo a ti mismo, no llenará esa carencia que sigue buscando fuera lo que le faltó, por tanto cuando aparece alguien interesante en tu vida tiende a abandonarse para conseguir el amor, la ternura, la valoración que no recibió.
Esto te lleva de nuevo a relaciones de dependencia y a ese círculo de insatisfacción.
¡¡¡Satisfácete y deja que esa vibración atraiga a otro ser completo, como tú!!!
Juega a darte, la abundancia está dentro, date momentos para conectar con tu abundancia de tiempo, ternura, placer, caricias, presencia…. está todo ahí en tu mismo cuerpo, esperando a que le abras la puerta.
Me emociona escribirte esto, porque me conecta con ese proceso que yo recorrí y con el descubrimiento de sentir en mí la atención y ternura, que yo tanto necesitaba.
Pushya Alfonso