Mi querido maestro, repetía esto una y otra vez en sus charlas y a mi me sonaba muy lejano a lo que yo vivía normalmente, me imaginaba que tendría que estar medio iluminada para experimentarlo.
Hasta que inesperadamente comenzaron a llegar momentos así a mi vida, en mi sexualidad, en mi día a día y entendí que es verdad, somos seres extáticos. Depende de nosotros cultivar las acondiciones para la gracia nos visite.
Al igual que la meditación, no resulta al buscarlo, ni forzarlo, solo darte el espacio para que suceda o no, despejar el camino, aquietar la mente, respirar la emoción, hasta encontrarte vacío de los condicionamientos del tipo: soy menos que, no soy suficiente, soy mejor que, más que… y hasta ser quien eres con sencillez y la gracia natural de quien no intenta ser nada.
Si te paras un momento ahora, ¿con que te estás identificando en este momento de tu vida que te frena a sentirte libre y amoroso?
Si eres honesto/a contigo te darás cuenta que eso no es real, probablemente reconoces momentos en que te has vivido fuera de ese patrón, por tanto es posible ir más allá de él.
Como cualquier hábito que quieras entrenar es imprescindible practicar, practicar, practicar….. sin exigirte y sin con compromiso, el despegarte de esa idea pegajosa que te empequeñece por más que te haga sentir seguro/a y en tu día a día quizás te das cuenta que hay más vida por vivir, más placer que tomar y dar, más amor que compartir, más abertura en ti.
De eso va el éxtasis de esa sensación de libertad, amor y agradecimiento en que estás vibramente relajado.
Para mi ha sido importante atravesar varias cosas, las comparto contigo por si ahorra algun momento de montaña rusa en tu proceso:
La pereza a practicar el limpiar y llenarme de mi, hay días que la tengo pero si dejo que se instale hace de las suyas, así que ya no la dejo instalarse más de dos días. Me priorizo, en amor a mí.
Evitar empeñarme en ser algo, para ser todo & nada, es decir ser alguien para no sentir algo que no me gusta sentir.. darme el permiso de sentir y atravesar lo que la vida me trae, eso me da tremenda libertad a cambiar, a probar, a no exigirme, ni a abandonarme en lo que realmente es importante para mi.
Y aprender de cada caída, levantarme de nuevo, seguir caminando hacia lo que me hace sentirse jugosa, jugar, reírme de mi misma, abrazar mis torpezas, practicar la compasión conmigo, sonreírme, bailar conmigo, ser tierna conmigo aunque a fuera este haciendo frío.