Los genitales masculinos y femeninos funcionan de forma muy distinta al conectarse con el placer.
En realidad, son opuestos, por lo que uno de los retos de la pareja es que parece que necesitamos justo lo contrario que el otro. Nadie nos explicó esto.
Cuando compartimos nuestra sexualidad en pareja, es fácil entrar en la rutina. Esa rutina puede generar falta de deseo, insensibilidad en los genitales o tensiones en esos tejidos, lo que impide disfrutar o explicar a nuestro compañero/a lo que necesitamos abiertamente.
Para mantener una sexualidad viva que nutra el amor, necesitamos potenciar y mimar a nuestros genitales, para que no se insensibilicen o caigamos en encuentros mecánicos e insatisfactorios.
La sexualidad está hecha para crear vida en la pareja, para traer alegría, confianza y expandir el amor.
Cuando escuchas a tus genitales, ellos saben llevarte de la mano al placer y a la unión más exquisita.
Algunos trucos para conectar con el potencial de tus genitales:
- No trates de la misma manera al pene que a la vagina. La vagina es receptiva, el pene es emisor. Si usamos la misma fricción, es posible que la vagina se resienta.
- El masaje genital es una gran herramienta para eliminar tensiones, devolver el esplendor y la gracia a los genitales. Tómate un momento para ponerte aceite y explorar sin metas ni necesidad de llegar al orgasmo.
- En la mujer, la conexión con los pechos es el mayor tesoro para conectarse con el placer y disfrutar de la penetración.
- En el hombre, llevar la atención a las sensaciones de todo tu cuerpo te ayudará a disfrutar y mantener el fuego para cuando se produzca la penetración.
- Despertar el placer en todo vuestro cuerpo quitará presión a la penetración y os ayudará a estar más creativos en cada encuentro.
Recuerda que hacer el amor es un viaje donde se suceden momentos de excitación y momentos de calma, donde aprender juntos y ayudarnos a crear la intimidad que nos permite abrirnos al otro.
Estoy preparando una clase para compartir con vosotros acerca de cómo tratar y revitalizar los genitales en la relación de pareja. ¡No te vayas muy lejos!
