Lo que me ayudo a que mi sexualidad se transformara en lo que deseaba

¿No sé cómo fue tu iniciación a la sexualidad? Yo, desde mi primer encuentro sexual, supe que tenía que haber mucho más y que aquello no era lo que yo quería.

Afortunadamente, me encontré con el Tantra a los 23 años, en un momento de vacío existencial. Me di cuenta de que el Tantra me transformaría. Así ha sido: me ha desafiado a salir de la zona de insatisfacción y dependencia emocional en mis relaciones, a expresar mi verdad cuando ha sido necesario, por más incómodo que resultase.

De esto han pasado otros 22 años. Sigo practicando a diario y compartiendo con vosotros mi camino, así como lo que he aprendido con los hombres con quienes he compartido una sexualidad plena.

En los talleres, las mujeres suelen compartir que anhelan vivir una sexualidad distinta, llena de ellas mismas y menos basada en complacer. Los hombres quieren realmente conectar.

¿Qué nos pasa que no nos encontramos?

  • La educación sexual que hemos recibido en la infancia y adolescencia nos ha alejado de disfrutar de nuestro cuerpo, al representar roles que generan distancia entre nosotros.
  • La falta de consciencia emocional nos impide comunicarnos con claridad, poner límites claros y compartir lo que sí nos gusta.
  • No sabemos cómo potenciar la conexión y el deseo entre nosotros. 

Estamos viviendo una sexualidad que no está al servicio de la belleza que puede darse en cada encuentro.

Lo que más me ayudó es no ser condescendiente ni conmigo ni con mi compañero, estar bien arraigada a mis sensaciones en los encuentros para indicar y expresar lo que me gustaba y lo que no.

Un ejemplo que puedo contarte...

Fue un encuentro donde, al desnudarnos, sentimos vergüenza. En lugar de esconderme de la vergüenza, tomé el desafío de pedirle a mi compañero que nos diésemos unos instantes para mirarnos. La vergüenza se disipó a los pocos instantes y pudimos entrar en un espacio de más confianza para seguir disfrutando del encuentro, ahora relajados y conectados. Agradecidos por darnos ese momento para conectarnos.

No hace falta que sea tu pareja de toda la vida para expresar lo que necesitas y, si lo es, con más motivo si quieres cuidar y disfrutar de la relación.

Cada encuentro es un desafío a ser tú, a recolocarte en una posición gozosa desde la que compartir eso con el otro. Cada encuentro es una oportunidad para que puedas ver cómo ampliar el placer de vivir. Todos estamos aprendiendo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

X